Emergencia y travesía de noche en el Himalaya

Llegamos a Letdar (4.200m) sobre las tres de la tarde. Esa misma mañana, nos despertamos en Manang (3.500m), donde la gente suele pasar dos o tres días para aclimatarse, y emprendimos la caminata de 10km que separa un poblado del otro.

Cabe decir, que nosotros no paramos en Manang para aclimatarnos, ya que los cinco integrantes del grupo nos sentíamos más o menos bien (cada uno teníamos nuestros pequeños achaques, pero nada importante).

De izquierda a derecha: Yo (Aitor), Guillaume, Adrian, Matthias y Tolga.

Empiezan los problemas

Durante la subida a Letdar, nuestro amigo austríaco, Matthias, empezó a sentirse mal: le dolía la cabeza, le faltaba aire, se sentía sin fuerzas… la ruta tiene cierta exigencia, pero no es para tanto.

Al llegar al poblado anterior a Letdar, él decidió quedarse a comer y descansar; recuperar fuerzas para el último tramo. El turco, Tolga, se quedó con él, y los otros tres; el francés, Adrián y yo, decidimos subir para buscar un lugar en el que pasar la noche.

Nosotros ya estábamos asentados en la hospedería cuando llegaron los dos rezagados, y, nada más llegar, Matthias nos comentó que se sentía mal y que se marchaba a dormir.

Pasaron las horas, y un nepalí que estaba hospedado en el mismo lugar que nosotros nos preguntó por el estado de Matthias, así que fuimos a la habitación para ver cómo estaba, y el pobre tenía todos los síntomas del mal de altura.

¡PÁNICO!

Ya era de noche, estábamos pelados de frío en aquel hospedaje de mala muerte a 4.200 metros de altura, y el nepalí, junto con los dueños del lugar, nos dijeron que era necesario descender de vuelta a Manang esa misma noche, que era demasiado arriesgado esperar a que amaneciese, ya que Matthias presentaba todos los síntomas del mal de altura en un estado muy avanzado.

Haceos a la idea, estás reventado de andar 5 días seguidos, llevas 3 días sin ducharte porque no hay agua caliente, tampoco te cambias de ropa porque hace un frío que mata, y estas agonizando junto a un hornillo de leña que no calienta nada. Además, los lugareños te han dado unas hierbas que crecen en la montaña, que te dejan medio grogui. Entonces, viene un nepalí, y te dice que tienes que bajar 10 kilómetros por el Himalaya de noche, buscarte la vida para encontrar el camino correcto, y una vez llegados al pueblo, despertar a alguien para que te aloje. Todo esto, arrastrando a un austríaco de metro noventa y su mochila de viaje.

La travesía

Pues el francés, Adrián y yo, nos preparamos, nos pusimos el frontal y emprendimos la marcha. Nada más empezar, tuvimos que cruzar un puente colgante que salva un enfurecido río, y después empezamos a bajar.

Puente estilo «Indiana Jones» (Himalaya, Nepal)

Al de 5 minutos de empezar, Adrián nos dijo que no se sentía preparado para la travesía, y se volvió al hospedaje. La verdad es que yo tampoco me veía preparado, me parecía una locura deambular de noche por el monte, pero en el momento de salir nos entró tal chute de adrenalina al francés y a mí, que no sentimos ni una pizca de frío en todo el camino.

El camino fue duro, escuchábamos animales moviéndose por todas partes, el camino estaba 100% oscuro, pero el cielo estaba precioso: no he visto tantas estrellas en toda mi vida, ni la vía láctea con tanta claridad jamás. Esa misma mañana, había comentado en el grupo que quería ver las estrellas a más de 4.000 metros de altura, y parece ser que la vida me brindó la oportunidad de hacerlo XD

Guillaume tomando un descanso durante el descenso a Manang (Nepal)

Matthias estaba muy mal, no era capaz de responder a las preguntas que yo le hacía, y era muy torpe, se tropezaba a cada paso. Estuvimos bastante preocupados por él; sólo faltaba que se torciese un tobillo para terminar de liarla parda.

Hacía tanto frío en el camino, que el agua que transportábamos se congeló entera, y al beberla parecía que estábamos tomando granizado.

No pudimos beber agua durante el descenso porque se congeló

Tras tres horas de bajada llegamos a Manang, eran las once de la noche, y todo estaba cerrado; todo el mundo estaba durmiendo. Así que tras 15 minutos aporreando puertas, pudimos hospedarnos en una guest house.

La aventura al completo: «El trekking del Annapurna«

Llegando a Manang (Himalaya nepalí)

Hubo varias cosas que aprendí esa noche:

  • Eres capaz de hacer cualquier cosa: aunque te sientas en la mierda, y totalmente incapaz: ¡PONTE A ELLO! Si es algo vital, lo harás, no te queda otra. Si no lo haces… o no era tan importante o no estabas lo suficientemente motivado.
  • Ten cuidado con lo que le pides a la vida: yo quería ver las estrellas a más de 4.000 metros de altura, y la vida me dio la oportunidad de hacerlo pero a lo bestia jeje.
  • No es bueno forzar las cosas: si fuerzas las cosas, luego puede haber consecuencias. Fue mi idea la de no quedarnos para hacer la aclimatación, aunque en cada guía que he leído recomiendan fuertemente hacerlo. Convencí al grupo porque yo me sentía como una rosa, y otro tuvo que abandonar la aventura.
  • Todo puede empeorar: cuando pienses que algo no puede ir peor, ¡TE EQUIVOCAS! Todo puede ir mucho peor, así que deja de quejarte y fíjate en lo bueno. Nosotros nos quejábamos del frío que hacía en el hospedaje, pensábamos que la situación no podía ser peor, y mira, me paseé a -10 grados por el Himalaya de noche.

Aitor

La curiosidad me ha llevado a viajar por más de 70 países, y quiero inspirarte para que tú también viajes barato y sin miedo. En mi blog encontrarás guías de viaje, recomendaciones, consejos y anécdotas.

Ver todas las entradas de Aitor →

11 comentario en “Emergencia y travesía de noche en el Himalaya

  1. ¡Menuda experiencia! Has hecho que me sintiera parte de tal aventura pero, sin duda alguna, desde la comodidad y el calorcito del sofá.
    Al final ¿Cómo está el bueno de Matthias?
    ¡¡Espero con ganas el próximo artículo!!

  2. Harrigarria! Gauaz jaio zinan eta gauaz ibilten jarraitzen dozu, natural-natural. Gustau jat hospedajeko atezaina, beti be gaueko argiak ahaztu barik (begiak argituta). Pozik ikusten zaitut, eta nire indar guztiak etxera heldu arte bardin jarraitzeko. Mosuak

  3. Guztiz konforme ikaskizunakaz: 1.- Buru indarra da indarrik handiena. 2.- Dagoanaz gozatu, gehiegi eskatu barik. 3.- Zuhurtasuna. 4.- Murphi… bizi da ondino? Ondo ibili.

  4. Animo¡¡¡¡¡ seguid con la aventura, sed prudentes, pero vosotros podéis con todo. Estás ejerciendo ya de enfermero? Te echamos mucho de menos, incluidos los pacientes, sobre todo los machacados a pinchazos. Seguid contando todo lo que os pasa y un besazo muy fuerte para los dos.
    Siempre estamos esperando vuestras noticias, nos hace muchísima ilusión.

    Tus compis de trabajo

  5. Final alternativo para Matthias el de Austria: «…Convencí al grupo porque yo me sentía como una rosa, y otro tuvo que abandonar la aventura.» Pero, al día siguiente, cuando Matthias despidió a Aitor y a… -ya no se acordaba de cómo se llamaba el francés-, Matthias empezó a bajar hacia el poblado de más abajo, agradecido porque sus compañeros de viaje le habían salvado la vida. Se había dejado convencer de no hacer la aclimatación, pensando que si unos ‘uno ochenta’ pueden, ¿cómo no iba a poder un ‘uno noventa’?. Según llegó al pueblo de abajo, se encontró con un tirolés, de habla alemana como él. Se contaron sus historias. Y decidieron proseguir juntos una vez aclimatados. Volvieron a subir y lo consiguieron en grupo. Una tercera lección para el bueno de Matthias. Le habían hecho ya tres favores, le salvaron la vida, aprendió una de humildad y se convenció de que juntos es mejor. Ya sabía que era una imprudencia haber emprendido solo ese viaje, y daba gracias a que se había juntado con buena gente en el camino. «Mira esos vascos» le decía al tirolés Gunter, «van dos, siempre en sociedad» aunque no sea gastronómica. Matthias y Gunter han quedado para venir a Euskal Herria, a conocernos. Aprendida la lección de hacerse socios, seguro que cuando vengan y vean un rótulo como el de ‘Aceros de Llodio’ se dirán: «pues, nos hacemos».

  6. Que aventura.!!!!!!! Sois geniales , generosos y muy valientes pero por favor tener cuidado. Todos lo días miro a ver si hay noticias vuestras o llamo a tus aitas Adri.
    Te queremos mucho y te echaremos de menos en el cumple de Aitana. Besitos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *