Sri Lanka fue nuestra segunda parada del viaje, tras Nepal, aterrizamos en un país tan exótico como desconocido; pero con muchísimo encanto. Lo nuestro con Sri Lanka es algo curioso, no entraba en nuestro planes iniciales, pero gracias a las buenas referencias que nos dieron varias personas que conocimos en Nepal acerca del país, decidimos ir a visitarlo.
Colombo
Aterrizamos en Colombo a las 5 de la mañana. Llevábamos más de 24 horas de viaje (incluida una superescala en Delhi), y cogimos el autobús que te lleva del aeropuerto a lo que es la ciudad (0,50 euros por dos personas). Teníamos decidido buscar una zona de hostales con el fin de descansar de tan largo viaje. A medida que caminábamos sin rumbo fijo y sin nada asegurado, nos íbamos desencantando con lo que nos rodeaba, edificios por todos lados, coches, ruido, gente, un lugar sin especial encanto que tras varios minutos de replanteamiento del plan, decidimos dejar de lado más pronto que tarde. Cambiamos de plan y cogimos el primer tren que bajara hacia el sur, donde sabíamos que había alguna zona de playa (sin saber exactamente dónde bajarnos). El tren costó 125 rupias de Sri Lanka por persona, y el trayecto duró dos horas y media, tiempo suficiente para que un chico local nos recomendara que fuéramos a Unawatuna. El camino en tren fue precioso, todo el recorrido transcurre a escasos metros del mar, por lo que pudimos ver gente local pescando y demás actividades cerca del mar.
Unawatuna
Con Unawatuna, tuvimos algo así como un amor a primera vista, veníamos de pasar frío haciendo el trekking del Annapurna en el Himalaya, por lo que al bajarnos del tuk-tuk (2,50 euros entre dos personas desde la estación de tren) y escoger el hostel en el que quedarnos (casi 9 euros la habitación doble) fuimos directos a la playa, un lugar tropical de arena fina y aguas verdosas.
Unawatuna está situado en el suroeste de la isla, es un lugar supertranquilo, donde corres el riesgo de quedarte por un tiempo más largo del esperado. La playa tiene una extensión importante, y en la misma arena se agolpan numerosos bares con buena oferta de pescado en sus menús. En la carretera que llega hasta aquí también hay numerosos bares a ambos lados de la misma. Es un sitio preparado para el turismo, donde puedes encontrar algo de fiesta también, si te apetece.
Puedes hacer un trip de día a la jungle beach, situada a menos de una hora andando desde Unawatuna. Tras subir una pequeña colina, se alcanza este pequeño espacio con dos playas a las que sólo es posible acceder de este modo. Playas paradisíacas, con poquita gente; extremadamente relajantes. Desde el agua se puede ver una estupa budista en lo alto de la colina y apreciar el contraste del color del bosque y el de la estupa.
Es importante saber que el sol y el calor aquí son extremos, recomendable llevar una crema solar de confianza desde casa y si hay que comprarla allí, no escatimar en gastos; comprar una buena en la farmacia, de marca segura.
No hay mucho más que contar de Unawatuna, un sitio tranquilo que atrapa, que tanto mi compañero de viajes como yo, llevaremos en el recuerdo por las anécdotas que tenemos para contar de este lugar, con la gente con la que compartimos esos momentos. Cuando te des cuenta llevarás una semana disfrutando de su playa y su sencillez.