Para el verano de 2012, aquí mi colega Aitor y yo, no teníamos ningún viaje planeado. Un buen día de julio se nos cruzaron los cables y decidimos organizar un viaje por el sur de Portugal. Desde que surgió la idea, hasta el día que estábamos en marcha, pasaron apenas tres semanas y el viaje realmente fue todo un acierto: salió todo a pedir de boca.
En un día estaba prácticamente todo organizado, lo primero fue decidir el lugar, el cual no queríamos que estuviese demasiado lejos, y si se podía hacer con el coche de alguno de nosotros, mejor. De modo que, tras varias opciones se decidió el Algarve portugués. Después a los acompañantes, y encontramos en Jon y Kepa los acompañantes perfectos para esta mini aventura de una semana.
Ya estaba todo listo, el plan era recorrer desde Leioa hasta Lagos en coche. Aproximadamente 1100 kilometros que completamos en aproximadamente 10 horas, no llegaron a tantas. Después viajaríamos desde Lagos hasta Albufeira por los diferentes puntos más interesantes a lo largo del camino, pasando por Portimao y Armansao de Pera. Viajábamos de un punto a otro durmiendo en campings que cogíamos en el mismo momento de llegada.
Viajamos en un Peugeot 206 cuatro personas con sus respectivas mochilas, las tiendas de campaña, la comida… no hay nada más que añadir, a pesar de ello, se hizo bastante llevadero. Una vez allí, las playas tienen una belleza natural especial. Las aguas cristalinas y las formaciones de rocas que se daban en ella, te hacían alucinar con el paisaje. Entre tomar el sol, bañarte, bucear otro rato, comer, buscar alojamiento en los cámpings y tomar algo, echábamos el día.
El calor es super intenso y sofocante, sobre todo en las horas intermedias del día. Y los baños en el agua son heladores, el contraste es una pasada. Apenas aguantas 10 minutos dentro del agua y al salir de ella en 5 minutos ya estas seco y reclamando de nuevo otro chapuzón.
Visita obligada es el extremo suroeste del país, la puntita de la península ibérica. El Faro do Cabo de São Vicente, es una pequeña edificación que contiene el faro, con un bar para tomar algo y demás servicios. Merece la pena la visita y está aproximadamente a una hora de Lagos en coche. Los imponentes precipicios y la preciosa puesta de sol que se puede ver aquí, son razones suficientes para acercarse.
Aprovechando que estaban unos buenos amigos de Bilbao en Albufeira, pasamos con ellos la última noche. Estaban alojados en un apartamento con una pequeña piscina con barbacoa incorporada. ¡Vaya que si lo aprovechamos! tras una buena parrillada y unos cuantos baños en la piscina salimos por Albufeira, bien conocida por su fiesta.
Antes de regresar a nuestro hogar, fuimos a pasar el día a Lisboa. Aprovechamos y visitamos los sitios más emblemáticos de la ciudad, como la Torre de Belém.
Fué un viaje improvisado, pero totalmente recomendable; es una zona bonita, también turística y en los últimos años bastante de moda. Pero si lo que buscas es una zona tranquila para desconectar con diferentes tipos de planes a realizar, puede entrar dentro de tus opciones.