Estuvimos sólo un día en Varsovia; es un lugar que merece la pena visitar si pilla de paso, pero se ve en un día, así que tampoco renta ir hasta allí sólo para ver la capital polaca. Hay ciudades más bonitas en Polonia, como por ejemplo Cracovia, que merecen más la pena.
Llegamos a Varsovia desde Cracovia. Nuestro billete de Interrail no cubría el trayecto, pero el controlador del tren fue amable con nosotros y no nos hizo pagar la multa, tan solo tuvimos que pagar el importe de los billetes: 21 euros por cabeza.
Al salir de la estación de trenes nos encontramos con esta mole. El Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia fue un regalo de la Unión Soviética al pueblo polaco, y es similar al que hay que ver en Riga (Letonia). Es uno de los dos atractivos que le vimos a la ciudad.
El otro atractivo es la Ciudad Vieja, donde destaca la Plaza del Mercado. La Ciudad Vieja está llena de edificios preciosos, pero son réplicas de las originales que se destruyeron en el Alzamiento de Varsovia allá por el año 1944. Aunque se trate de réplicas, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1980.
Realmente merece la pena callejear, pararse a tomar un café, y sobre todo, degustar la gastronomía local en cualquier restaurante. Nosotros entramos en un restaurante cualquiera, y todo fue genial, desde la bienvenida de la camarera hasta el postre. Precisamente, aquí tomé la mejor sopa que he tomado en mi vida, no sé cuáles eran los ingredientes exactamente, pero era de color blanco y tenía salchichas troceadas en su interior: ¡delicioso!
Se nos acababa el tiempo en la ciudad y volvimos andando desde la Ciudad Vieja hasta la estación de trenes por no pagar un autobús de línea; hay una caminata bastante larga.
Por cierto, mirad qué pasos de cebra más guapos tienes en Varsovia: yo me puse a tocar el piano.
Y, ¿alguna vez habéis visto una palmera tan fría y solitaria?